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VillanuevadeSigena.com > Elucubraciones

· Introducción
· Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalen, de Rodas y Malta
· Excomunión de las soores del Monasterio de Sigena
· Familia de Miguel Servet
· El pueblo de Villanueva de Aragón
· España en el inicio del Renacimiento
· Elucubraciones
· Españolidad de Miguel Servet

 

INTRODUCCIÓN

Para hacer más ameno este escrito, me he propuesto evitar en lo posible detalles de fechas y nombres, recurriendo en casi todo a mi memoria, recordando los libros que sobre Miguel Serveto he leído, y, acudiendo a los pocos que caben en mi escritorio.

El largo silencio sobre la vida y obra de nuestro más insigne sabio, que ha durado siglos, ha hecho que se borraran muchos pasajes de su existencia; "sobre Serveto se ha fantaseado mucho, y donde no ha llegado la investigación histórica, lo ha suplido la imaginación e inventiva de cada cual"; esta frase de Julio Arribas, la repiten casi todos los que han escrito sobre nuestro ilustre paisano, definiendo como "elucubraciones", lo que otros han dicho, unas veces deducido de su particular sentido común, y otras, con intereses partidistas.

De lo que hoy no existe duda es de que nació en Villanueva, aunque antes lo hubieran hecho tudelano o catalán. Sus primeros estudios según que autor leas, los hace en Huesca, Monasterio de Montearagón, Zaragoza, Lérida o Barcelona. Un médico le diagnostica timidez fundada en su defecto sexual y otro sífilis, enfermedad muy común en aquel tiempo. También hay quien duda de su limpieza de sangre y lo supone judío o moro. Calificado como hereje o heterodoxo, hay quien lo define (con lo que yo estoy de acuerdo) como más cristiano, aunque menos ortodoxo que los que le sentenciaron y ejecutaron.

Lo que querría lograr con este escrito es que meditemos sobre la importancia que tuvo su familia, el pueblo que le vió nacer, la Orden de Malta, el monasterio y su patria española; en el carácter, conocimientos, inquietudes teológicas, y sabiduría de Serveto, colocándolo en conexión con el acontecer histórico de su generación.

Para esto tengo que hacer un poco de historia. Empezaré por:

ORDEN HOSPITALARIA DE SAN JUAN DE JERUSALÉN, DE RODAS Y MALTA.

El Monasterio de Sigena, pertenecía a la Orden Hospitalaria, que recibió también en épocas sucesivas el nombre de Orden de Rodas y posteriormante Orden de Malta. Fue el que mayor influencia tuvo en la Península, y original por el predominio de la comunidad de Soores sobre los Freires.

La Orden de Hospitalarios, se inicia en Nápoles, a mediados de s.XI, por un grupo de mercaderes que obtuvo del Soldan de Egipto autorización para levantar una hospedería para los cristianos de Tierra Santa. Afectas a la hospedería edificaron dos iglesias, curiosamente cada una de ellas para distinto sexo. Al aumentar el número de peregrinos fundaron un hospital, de asistencia a los que llegaban enfermos.

Llega un tiempo en que los pacíficos hospitalarios, se deciden a tomar las armas, con objeto de limpiar de asaltantes y malechores los caminos a Jerusalén, convirtiéndose en orden militar.

Su Regla exige los votos de castidad, pobreza y obedencia, dividiendo a sus integrantes en tres categorías: caballeros, hermanos sirvientes y freires. Los caballeros protegían con las armas a los hospitales y peregrinos, y servían un día por semana en el propio hospital, cuando morían dejaban sus pertenencias a los "señores enfermos", de forma que estos eran servidos en vajilla de plata con escudos de armas grabados. Los sirvientes, dedicados al cuidado de peregrinos en hospederías y hospitales, realizaron "un progreso sanitario", que asombra hoy en día. Los enfermos debían ser alimentados con pan blanco, debían disponer de cama individual con sábanas de lino... Y los freires, para la admnistración de sacramentos a los peregrinos y hospitalarios.

Pronto tuvieron el apoyo de los pontífices y reyes, que les dieron inmensas posesiones, además del alistamiento de muchos nobles, con lo que consiguieron gran poder y riqueza. Inocencio II(1130) les concede como insignia de la Orden la cruz de ocho puntas, representando las ocho Bienaventuranzas en plata sobre campo de gules.

Su lucha, con o sin Cruzada, e ininterrumpidamente, continúa durante siglos en Jerusalén, Siria, Egispto; teniendo que trasladar su Maestrazgo a Acre, Chipre, Rodas y Creta, ante el empuje de los turcos. Cuando los caballeros habían realizado cuatro "caravanas", regresaban a sus casas o prioratos y monasterios de la Orden.

Quedaron herrantes hasta que Carlos I les cedió las islas de Malta, Gozo y Comino, y la ciudad de Tripoli (1530).

Sus avatares posteriores no interesan para nuestra narración, pues, Serveto ya estaba muerto. Sólo señalar como anecdótico, que la isla de Malta donada por España, fue ocupada por Napoleón, aprovechando que los caballeros tenían prohibido luchar contra cristianos, y, en 1800 la escudra inglesa, con el apoyo de la Orden la conquistó y a pesar del Tratado en el que prometían su devolución a los Hospitalarios, se quedaron con ella, como antes habían hecho con Gibraltar.

EXCOMUNIÓN DE LAS SOORES DEL MONASTERIO DE SIGENA

El Real Monasterio de Santa María Reina, fundado por una reina, fue durante más de dos siglos Panteón Real, sede del Archivo de la Corona de Aragón, y, en muchas ocasiones Corte. Sus doce primeras soores eran de las familias más nobles del Reino.

Sus posesiones y jurisdicción se extendían por los Monegros, Bajo Cinca, y Somontano, teniendo además otras en zonas del Pirineo, Teruel y Zaragoza. Además, las donaciones, rentas, exenciones, arrendamientos y la Preguera, hacía de la Encomienda, uno de los más ricos y magníficos cenóbios de la Orden Hospitalaria en Europa. En el Monasterio coinciden desde tres reinas, hasta siete princesas.

Llegó a haber en el Monasterio más de cien religiosas, con excesivo número de sirvientas y dueñas (medias cruces) y un gran Capítulo de freires de la Casa, así como hombres de armas, canteros, escultores, albañiles, arquitectos, pintores, carpinteros, cantareros, sastres, zapateros, barberos, y sobre todo sarracenos. Existía también el notario real y el servicio sanitario que en los primeros tiempos estaba en mano de judíos.

Varios monarcas declaran su amor al Monasterio, afirmando que las religiosas son de su casa y familia real, y por tales, quiere que sean consideradas y reputadas, extendiendo tal afecto hacia todas las cosas del Monasterio.

Cuando el Obispo de Huesca, Ricardo, compuso la Regla, fue bien informado de la intención y voluntad de la Reina Fundadora:
- No se menciona ni una palabra sobre la clausura, tema que fue causa de numerosos pleitos posteriores, porque sus ... "hijas de acrisolada nobleza y experimentada virtud" no la necesitaban.
- Dota al Monasterio de gran independencia y autonomía, incluso de los grandes Maestres de la Orden.
- La Priora era la titular del Señorio, y la comunidad de freires solo son los que atienden lo referente al culto y la vida espiritual, estando supeditada en todo a la Priora.

Doña Sancha, previniendo la posibilidad de sobornos, intrigas y cábalas, que pudieran surgir entre las mismas religiosas aspirantes al priorato, con la consigiente admisión en el Monasterio de parientes, letrados, o simples curiosos que en nada ayudarían a una justa elección, estando para morir dispuso, que todos los Alcaldes y Regidores de las villas y lugares del Señorío prestasen juramento de fidelidad y homenaje, obligándose a concurrir al Monasterio, cuando fuesen avisados de la muerte de la Priora. A estos Alcaldes y Regidores del Señorío, se les entregaría las llaves del Monasterio para que, puestos en guardia no permitieran la entrada de nadie hasta que se produjera la elección.

El conclave para la elección de la Priora está así lesgilado: "el Capítulo designará tres señoras entre las más santas; estas tres elegirán a cinco señoras capitulares y estas cinco o la mayor parte de ellas, harán la elección de la Priora.

Estas previsiones de la Fundadora frenan la ambición de administrar los bienes del Señorío. El Gran Maestre de la Orden se encuentra en permanente guerra con los turcos, además de administrar grandes recursos (a finales del s.XV poseía 656 encomiendas, como la de Sigena). Los castellanes de Amposta también poseían gran influencia y poder, además de no quererse enfrentar con las nobles soores protegidas por los reyes, posteriormente cuando decae la influencia de las monjas, ya veremos como es un pleito permanente el que mantienen por administrar y lucrarse con las riquezas del Monasterio. Los que empiezan antes la lucha son los Obispos de Lérida, que incluso uno de ellos llega a amenazar con excomulgar a Jaime II, durante el priorato de Doña Blanca, por impedirle visitar el Monasterio.

Los pleitos se sucedieron, hasta que en juicio que examinó escrituras, bulas pontifícias y demás documentos, se pronunció sentencia favorable a la causa de Sigena. El Monasterio quedó en posesión de todos los derechos seculares y exenciones. Después se cancelaron y anularon todos los procesos. Se firmó la escritura correspondiente el 8 de Junio de 1498, testificada por el Notario Real Antón Serveto, alias "Revés". Mediante este acuerdo, desapareció la pretendida influencia de los Castellanes de Amposta, sobre el Real Monasterio.

La paz dura doce años, durante el s.XVI, la historia del Monasterio es la de la lucha contra la intervención de los Obispos de Lérida, que se recrudece cada vez más hasta que termina con el logro de las pretensiones de estos de administrar los bienes del Monasterio, lucha que hasta hoy continúa...

El Prelado de Lérida, juzgó "... que unas pobres señoras, naturalmente tímidas, sin Patrocinio alguno, colocadas en el Desierto no sólo no podían hacerle resistencia alguna, sino que acobardadas por sus amenazas, se habían de rendir a cuanto decretara...". Pe despechado el iracundo Prelado, excomulgó a las monjas, sus servidorro "E"es y vasallos; siendo el año 1510 no se concluye el pleito de la excomunión hasta 1563, es decir, está incluida toda la vida de Serveto.

Grande fue la consternación decayendo profundamente el ánimo de las religiosas, freires, servidores y feudos con la disyuntiva de obedecer a la Priora o al Obispo.

FAMILIA DE MIGUEL SERVET

Sus progenitores poseían el título de infanzones, su padre de Villanueva y su madre de Barbastro. Según un documento del Archivo de la Corona de Aragón, la familia Serveto ya tenía este título desde antes de 1327, 200 años del nacimiento de Serveto; y eran infanzones de "sangre", es decir, por nacimiento, la categoría más alta; las otras dos categorías eran de "carta" por concesión real y de "población", por decreto del rey. Su hermano Pedro fue notario real, como su padre, y su otro hermano Juan, clérigo, rector de Poleñino. Podemos elucubrar asegurando que su familia, aunque tenía fincas heredaras en el Spartal, nunca se dedicó a la agricultura.